La plaza mayor de Lima siempre estuvo ahí. En el mismo corazón de la ciudad.
Lugar admirable a simple vista, en el que se conservan recuerdos históricos y culturales. Extensas calles que albergan un reconocido mesón culinario.
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El espíritu del lugar supo conservarse, e incluso repotenciarse, cuando llegó la nueva normalidad y montó su versión de mirador limeño anclada a una de las mejores vistas del país.
El espacio es una pequeña cápsula de tiempo en la que se pueden encontrar aquellos platos tan queridos del repertorio limeño republicano, principalmente capitalino, pero puestos al día.
Una copa de vino, buena compañía y una tertulia añorando la época de oro limeña es lo que el Club del diálogo disfruta al reunirse en su ahora sede oficial. La locación exacta del lugar seguirá siendo desconocida, el conocedor la deducirá, pero la tranquilidad que otorga el misterio es inigualable.
- Anthony Boyd, cocigliere.
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