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Saudade, Almeida Júnior |
Aumento del ritmo cardíaco, falencias físicas notorias, sudoración excesiva en muchos casos y lágrimas en los ojos en casi todos. Henri Beyle, lo recordarán ustedes como Stendhal, fue la primera persona que da una descripción detallada acerca del síndrome que lleva su nombre. Era él un italianista que en uno de tantos viajes que tuvo a la tierra de los olivos, y que me perdonen los españoles, sintiose desfallecer al exponerse a la belleza, la belleza artística de Italia.
Quiero proponeros algo: todos padecemos el síndrome de Stendhal en mayor o menor medida (aunque en lugar de "padecimiento" sería más adecuado aplicar la voz portuguesa "saudade" que significa remordimiento y afecto al mismo tiempo, obviando, por supuesto, la aplicación geográfica del término, algo así como el "such a sweet sorrow" de las despedidas shakespeareanas) y fuera de lo patológico es más que nada una cuestión anímica: dependerá del nivel nato o adquirido de exaltación del alma de cada individuo. Algunos podemos experimentar todos los síntomas con que se inicia este párrafo y otros pueden limitarse a sentir un latido adicional en sus corazones al observar una bella pintura u oír una exquisita pieza, pero lo que es seguro es que, sin lugar a dudas, nadie se mantiene indiferente al arte.
- Guillermo Saavedra, presidente.
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