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La muerte de Sócrates, Jacques-Louis David |
La mayéutica de Sócrates, ese arte que consistía en dilucidar conocimiento a través de preguntas fue la pieza fundamental para los debates intelectuales nunca vistos. Hacia el año 400 a.C. en la Atenas clásica, el cimiento de la cultura occidental, cohabitaban Sócrates, un filósofo par excellence y los sofistas, aquellos oradores que pretendían encarnar el conocimiento; la tertulia constante desencadenó la reflexión sobre diversas concepciones sobre la justicia, ética y retórica, además de demostrar el antitético pensamiento entre ambas facciones.
En el Gorgias de Platón se conoce que Sócrates siempre criticó la retórica sofista, a diferencia de los póstumos latinos que la tenían en estima, pues con ella se estaría cometiendo injusticia, al ser una simple apariencia del conocimiento y como fin único tendría engañar a las personas haciendo pasar a los retóricos por verdaderos conocedores, en cambio, Polo, un recalcitrante sofista, advierte que es preferible cometer a padecer una injustica. Sócrates, personificando el pensamiento que a todas luces es el más sensato, aduce que se debería tener desprecio hacia aquellos tiranos que cometen injusticias para salir beneficiados, ese tipo de hombres no son dignos de sentir felicidad o plenitud. El filósofo rey culmina su ponencia sosteniendo categóricamente que aquellos, que no conocen el valor de ponerse en los zapatos del otro y muchísimo menos de enmendar sus errores cumpliendo condena por los mismos, son seres deleznables. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
- Rodolfo Neyra.